Pintura llamada: "Qí" (骑/Cabalgata)
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额外 (一) / Extra 01
*/ Pasado /*
El camino de Lan Huan
Aunque muchos
pensaran que su trabajo había terminado, para Lan Huan este apenas comenzaba.
Le había tomado
mucho tiempo volver a reconstruir el imperio, tomo las decisiones que creía
conveniente y en esa parte está satisfecho con su trabajo, si a futuro los
emperadores no lograban seguir en el camino correcto, ya no era algo que
tuviera que preocuparle.
Su tarea en esa
área había concluido.
Muchos le
exigieron convertirse en el nuevo emperador, después de todo era el último
descendiente de la dinastía Lan, pero el no acepto, no quería nada de ese
poder, mucho menos nada que ver con las dinastías, nunca más.
Alguna vez se
preocupó por aquello y termino lastimando a la persona que más había querido en
la vida, su única familia, su hermano menor Wangi. Quizás sus manos no estaban
manchadas de sangre, pero no había intervenido ante nada de lo que los demás
habían hecho. La muerte de Weiying y la de su único hermano siempre pesarían en
su conciencia.
Wangi nunca lo había
perdonado y el jamás se perdonaría tampoco, al menos estaba seguro que de
alguna manera podía hacer que sus almas se encuentren, Weiying le había
prometido aquello a su hermano y él también lo había hecho antes de que este
muriera cuando el palacio se desplomara.
Aun recordaba
ambas muertes, seguían tan vividas en su memoria, la primera hubiera sido la
muerte de ambos, si él no hubiera saltado para atrapar a Wangi, cuando este se había
arrojado del precipicio.
Aún resuenan en
su cabeza las palabras de su hermano, cuando este se había levantado en su cama
después de muchas horas de fiebre.
-
¿Qué hago aquí?
-
Wangi – le dijo Huan – aun estas
muy débil, debes descansar
-
¡¿Que hago aquí?! – repitió en un grito – yo debí seguirlo!
-
Wangi por favor… - quiso tocar su
hombro
-
¡No!! – grito alejando su mano de un manotazo –
porque?!!
¿Porque?...
Era lo mismo que
Lan Huan se estaba preguntando, porque había permitido que aquello pasara,
¿porque no había intervenido?, porque había lastimado a su hermano de aquella
manera.
¿Porque?...
-
Lo siento – fue lo único que pudo
decirle bajando la cabeza
-
¡No – dijo Wangi y levanto la cara
de su hermano para que lo mirara – no lo sientes!
-
Wangi por favor…
-
¡No!
Huan vio como
las lágrimas corrían por el rostro de su hermano, podía sentir su dolor, pero
si solo hubiera entendido que esa era futuro de su hermano si le arrebataban al
ser más importante de su existencia.
-
Necesito que comprendas…
-
¿Comprender? – repitió – tu que sabes sobre comprender…
Aquello dejo
helado a Huan…
-
Nunca has sentido por nadie lo que
yo siento por Weiying – Lanzhan toco su corazón – jamás has dado tu corazón de
esta manera, jamás comprenderás porque no sabes lo que significa el amor.
Wangi estaba en
lo cierto, aparte del amor fraternal, el jamás se había enamorado, jamás había
sentido lo que era compartir ese tipo de sentimiento, lo que compartir un
corazón significaba.
-
No entiendes el dolor que estoy
sintiendo – dijo aun tocando su pecho – yo debería haber muerto con él, debí
haberlo seguido a donde fuera que vaya, lo prometimos…
-
Wangi…
-
Voy a ir con el…
-
Wangi no puedes
-
Iré con él, cuando nos volvamos a
encontrar, nadie podrá separarnos nunca más…
Huan iba a decir
algo más, pero Wangi volvió a su cama y se cubrió con la manta, aun así, Huan
podía ver como su cuerpo temblaba y estaba seguro que era por el llanto y el
dolor de la perdida.
-
Déjame…
Lan Huan se
levantó y después de una reverencia salió del cuarto de su hermano.
Camino por el
pasillo un buen rato, hasta que se encontró con 3 ministros principales del
imperio.
-
¿Cómo se encuentra el emperador? – le pregunto uno de ellos
-
Quiere estar solo – respondió Huan
-
Si así lo deseas – respondió otro
Huan lo miro y
pensó, que si hubieran respetados sus deseos nada de esto hubiera pasado.
-
El tiempo lo ayudara a olvidar -
dijo otro - después de todo su primer compromiso es su deber con el imperio
Huan quería
decirle muchas cosas…
-
El problema ya está solucionado,
así que procederemos a concretar su compromiso con alguien digno del emperador
-
¿Digno? – Huan no podía creer las
palabras que escuchaba
-
Por su puesto, ese muchacho
practicaba el cultivo demoniaco, jamás hubiera podido ser parte de la corte y
mucho menos convertirse en la consorte de su majestad
Lan Huan cerro
sus ojos y contuvo la ira que lo estaba consumiendo.
-
Él era la felicidad de su majestad
– dijo con dolor – era su deseo más grande
-
¡Era indigno!
-
¿Indigno para quién?, para mi
hermano o para el imperio del cual se llena tanto la boca!
-
¡Príncipe! – alzo la voz uno de los ministros
-
Lo que hemos hecho estuvo mal y me
incluyo porque no fui lo suficiente valiente para detenerlos, ¡fui un cobarde y
por esa misma cobardía estoy seguro que llorare lágrimas de sangre toda mi
vida!
Y diciendo esto
camino lejos de aquellos hombres, no podía soportarlos más.
Lan Huan estaba
arrepentido de lo que no había hecho, pero aquellos hombres no lo hacían, se
regocijaban de lo que habían logrado.
Cada uno pagaría
sus errores, y así fue.
Al día siguiente
su hermano había llamado a una reunión, invito a los nobles del pueblo y a sus
ministros, fue allí donde desato su ira y a través de su guqin hizo que cada
una de las personas que habían confabulado la muerte de su amado sintieran el
dolor que él estaba sintiendo, muchos cayeron rápidamente por el dolor que
emanaba aquel instrumento, después Huan había querido evitar el suicidio de su
hermano, pero no pudo hacerlo.
Wangi había
acabado con su vida y así se había unido a su amado para siempre.
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Lan Huan se
encontraba ahora rememorando cada cosa del pasado y seguía doliendo y quizás
como el mismo había dicho jamás dejaría de doler, jamás dejaría de llorar lágrimas
de sangre.
Pero no podía
detenerse, debía seguir buscando aquella montaña, sin darse cuenta apretó dentro
de su túnica aquella piedra, la piedra que lo ayudaría a enmendar los daños que
había cometido.
Estaba
cabalgando hacia donde algunos aldeanos le habían señalado estaría la montaña Bàoqiàn
(Disculpa).
Las horas habían
pasado demasiado rápido y la oscuridad ya cubría mas de la mitad del cielo,
debía buscar algún lugar donde pernoctar, no habría tiempo de llegar a un
hospedaje así que tendría que armar una fogata y dormir a la intemperie.
Aquello no le molestaba, ya lo había hecho varias veces en su camino hacia la
montaña.
Estaba a punto
de detener su caballo cuando escucho unos gritos un choque de espadas, alguien
estaba peleando. Lan Huan golpeo su caballo y siguió los sonidos, no avanzo
demasiado, cuando vio unas sombras moverse, se bajó de su caballo y se acercó.
Huan vio como un
muchacho era rodeado por 3 hombres, se trataba de defender con su espada, pero
al parecer estaba demasiado cansado y herido como para hacerlo. Huan saco su
espada y corrió a ayudarlo.
-
¡¿Quién eres?! – escucho que el muchacho dijo
-
Solo intento ayudar…
Aquellos hombres
no eran fáciles de vencer, al parecer también eran cultivadores o al menos
sabían cómo luchar.
-
Tenemos que irnos – dijo Lan Huan,
pero el muchacho no se movía, podía notar la desconfianza en sus ojos – confía
en mí.
-
¡Porque lo haría! – le espeto este
Lan Huan no podía
tratar de convencer al muchacho y defenderlo al mismo tiempo, 3 eran demasiado,
además que él estaba cansado por el viaje.
-
Porque no te apartas – le dijo uno
de los tipos – solo queremos al muchacho
-
No lo creo – dijo Huan estirando
su espada y poniendo al chico detrás suyo
-
¡Tú lo pediste!
Los 3 atacaron
nuevamente a Huan y este sabía que debía moverse rápido si quería salvar a aquel
chico. En un movimiento rápido saco unos talismanes y se los lanzo a los
hombres, aprovechando el momento Huan cogió al muchacho y lo alzo en su hombro.
-
¡¿Qué demonios haces?!!
-
¡Ya te dije – dijo Huan –
salvándote!
Al llegar al
caballo, Huan lo subió y se sentó detrás suyo, con un grito el caballo empezó a
galopar muy rápido.
El aire
estampaba en sus rostros por la rapidez en la que iban.
Al principio el
muchacho quiso luchar para bajarse del caballo, pero no lo hizo, estaban
huyendo y era mejor pelear contra uno, que contra tres. En ese momento sintió
como su “salvador” se apegaba más a él a causa de los saltos del galope,
aquello lo hizo ruborizarse y agradecía que ese hombre no podía verlo.
Lan Huan empezó
a detener el caballo, había pasado mucho tiempo, ni siquiera sabía dónde
estaba, la oscuridad ya había cubierto todo el cielo.
-
¿Estás bien?
-
No – su voz sonaba molesta,
aquello le pareció muy gracioso
Por primera vez
después de todo lo sucedido Lan Huan había sonreído.
-
¿Te estas riendo de mí?
-
Lo siento, ya me olvidado lo que
era reír…
-
No te entiendo
-
No importa…
Huan bajo del
caballo y estiro las manos hacia el muchacho.
-
¿Qué haces? – le pregunto el chico- puedo solo!
-
¿Estás seguro?
-
¡Por supuesto!
El chico intento
bajar, pero el dolor en su espalda lo hizo resbalarse, jamás cayó al suelo, su
salvador lo había cogido rápidamente y ahora lo sostenía de la cintura de una
manera muy incómoda, porque le estaba dando la espalda.
-
¡No me toques!
Huan reacciono
ante el grito y soltó al muchacho y este cayó al suelo.
-
¡Lo siento!
Huan levanto al
muchacho y lo cargo de manera nupcial.
-
¡Sigues tocándome sin importarte
nada!
-
Cálmese joven – trato de tratarlo
de manera formal
-
¡Cómo quieres que me calme si casi
me secuestran!
Lan Huan no
camino muy lejos de su caballo y sentó al chico en un tronco, rápidamente saco
un talismán que prendió un par de ramas y creo una fogata.
Gracias a la luz
del fuego, Lan Huan por fin pudo ver al chico y viceversa.
Este llevaba un
moño con un adorno en el cabello y en ambos lados de su cabello una trenza se
dejaba ver.
Ambos se miraron
por unos segundos, pero el primero en alejar la mirada fue el muchacho.
-
Estas herido…
Lan Huan se
inclinó delante suyo y le hizo mirarlo, podía ver unos pocos cortes en su
rostro.
-
¿Cómo está tu espalda?
El chico solo lo
miraba, como era que podía existir alguien tan guapo…
-
¿Podría revisarte? – le pregunto
-
¡No! – dijo rápidamente – son cortes no muy
profundos
-
Está bien
Lan Huan jalo un
tronco y se sentó en frente suyo.
-
Dijiste que intentaron
secuestrarte, ¿sabes quiénes eran?
-
Claro que no – Huan sonrió
nuevamente, aquel chico siempre parecía estar a la defensiva
-
Solo pretendo ayudarte, confían un
poco
-
Te agradezco que me ayudaras,
tampoco soy un malagradecido, pero no esperes que confié en alguien que acabo
de conocer
-
Y que te acaba de salvar
-
Está bien, ¡gracias! – dijo
juntando sus manos e inclinando su cabeza
Su
agradecimiento sonaba más forzado, pero no objeto nada más.
-
Los que intentaron
secuestrarme… -dijo el chico – eran los
del clan Wen
-
¿Clan Wen? - nunca había oído hablar de ellos – son
cultivadores?
-
¿Esos? – dijo con desdén – ya quisieran!
-
¿Entonces?
-
Mi padre es dueño de varios
terrenos cerca de los suyos, siempre quieren apoderarse de estos y nunca lo han
logrado
-
Por eso te quisieron secuestrar
-
Lo hicieron, pero pude huir de
ellos, por eso empezamos a pelear, quería intercambiarme por las tierras
-
Estas a salvo ahora
-
¿Lo estoy?
-
Puedes dejar de pensar que quiero
hacerte daño
-
No – dijo firmemente – pero puedo
calmarse un poco al menos
-
Eso es mejor que nada
El chico miro al
fuego huyendo de la mirada de Lan Huan, odiaba sentirse avergonzado, aunque
sabía cómo ocultarlo, siempre estando a la defensiva.
-
Mi nombre es Lan Huan – se
presentó para que aquel chico sintiera más confianza
El chico lo miro
y por unos segundos no dijo nada, Huan sintió que no recibiría una respuesta,
hasta que.
Jiang Cheng, ese es mi nombre…
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